Teléfono: 07 26 81 492 — Email: info@mancomunidadmeliponas.com
Un tercio de los alimentos que consumimos está disponible gracias a la polinización, y aproximadamente la mitad de los animales que polinizan las plantas tropicales son abejas. Se considera que en el Neotrópico hay casi 6000 especies de abejas, que con sus visitas frecuentes a las flores se convierten en polinizadores eficientes, a diferencia de otros animales, que solo las visitan ocasionalmente.
Las abejas silvestres no-Apis conforman aproximadamente el 90% del total de las abejas del mundo, son muy variadas, y su biología y sus relaciones con el ser humano son poco conocidas.
Actualmente se reconocen siete familias de abejas en el mundo: cinco de lengua corta (Stenotritidae, Colletidae, Andrenidae, Halictidae, Melittidae) y dos de lengua larga (Megachilidae y Apidae) (Michener 2000). El comportamiento social, primitivo o avanzado, se presenta en menos del 10% de las especies, originado independientemente en dos familias: Halictidae y Apidae (Snelling 1981).
Estas abejas son originarias de América, habitan en climas tropicales y subtropicales. Según Michener (2000) y Biesmeijer (1997) estas abejas sin aguijón pertenecen al Orden Hymenoptera, Familia Apidae, Subfamilia Meliponinae, Tribu Meliponini y comprende los géneros: Melipona, Trigona, Tetragonisca, Nannotrigona, Scaptotrigona y Lestrimelitta. El arte de gestionarlas, manejarlas y producir la miel se denomina meliponicultura, la cual está relacionada con la conservación del medio ambiente y la biodiversidad; ya que estas abejas son polinizadores naturales de muchas especies vegetales nativas.
Según Hogue (1993) las especies del género Melipona son generalmente las más grandes (6 a 15 mm), relativamente peludas, con alas que no se extienden más allá del ápice del abdomen cuando se doblan. Las especies de Trigona son más pequeñas (2 a 8 mm), con el pelo esparcido, alas que se extienden más allá del abdomen cuando descansan y a menudo son brillantes. Además las abejas sin aguijón son generalmente beneficiosas debido a su actividad polinizadora, aunque ocasionalmente dañan cultivos de frutos, especialmente cítricos, cortando las flores que usan para construir sus nidos.
Hasta hace algún tiempo, la abeja más conocida en el Neotrópico era Apis mellifera, introducida con la llegada de los conquistadores a estos territorios. Desde esa época la especie se adaptó a las nuevas condiciones y hoy en día se considera naturalizada, con poblaciones silvestres establecidas en todo el territorio, y otras poblaciones criadas bajo condiciones de explotación comercial.
También se consideran abejas silvestres aquellas diferentes de Apis mellifera (abejas no-Apis) que no han sido sometidas a domesticación, en su mayoría de hábitos solitarios (una hembra cava, aprovisiona y pone huevos en un nido y generalmente no está presente cuando nace su descendencia) que construyen nidos en suelo, paredes y troncos; no producen miel ni forman grandes colonias. Los únicos grupos muy sociales pertenecen a las tribus Apini y Meliponini, donde una hembra (reina) vive en un nido muy complejo, con panales de cría y celdas o potes para almacenamiento de reservas alimenticias; existe una casta de obreras que generalmente no pone huevos y se dedica a las labores de mantenimiento del nido total.